La convivencia con un cachorro como factor imprescindible de una familia

La convivencia con un cachorro está considerada como un factor de unión y afecto entre los miembros de una familia. Nuestra familia con un cachorro será más activa, más propensa a tener momentos para el recuerdo y mejorará el ambiente y la vida en común. Además, existen elementos de convivencia con un perro que favorecen la unidad familiar, fomentando la cohesión e impulsando a realizar actividades que aumenten la felicidad del grupo. . Eso sí, deben darse unas normas de conducta, que todos los miembros de la familia deben mantener, lo que además sirve para conseguir que los niños, desde pequeños, se acostumbren a seguir unas pautas que servirán para sus comportamientos futuros.

En la convivencia entre niños, adultos y cachorro se produce una interacción en la que las personas dan de si mismas. Se realizan algunos sacrificios, pero se recibe mucho amor por parte del perro. Esa entrega del cachorro a su amo, las actividades conjuntas etc ayudan a las personas a mantenerse mas felices por el aumento de las endorfinas.

Pero independientemente de los factores psicológicos, hay beneficios científicamente demostrados sobre la salud fisica cuando cuentas con un cachorro en la familia. De hecho, las personas que conviven con un perro enferman menos y sufren menos alergias. También se es menos propenso a sufrir depresión. Otro aspecto positivo es que las familias con perro son más activas, ya que es necesario salir con el cachorro de paseo, lo que genera ya de por sí una actividad física y un hábito a la misma. Además, tanto en la calle como en el hogar, nuestra mascota nos dejará momentos maravillosos para el recuerdo.

Entre la familia y el cachorro habrá que establecer siempre unas normas de convivencia firmes. Deben ser siempre las mismas y llevarlas a cabo por todos los miembros de la familia para no confundirlo. Siempre hay que mantener una coherencia y un principio de autoridad, ejercido con suavidad pero con firmeza. Se puede premiar al cachorro, algo en lo que puede participar toda la familia, mediante caricias, tonos suaves de voz o con una golosina. También habrá que fijar el tono para reñirle, siempre sin castigos físicos y en el mismo momento de la acción mal hecha, con voz profunda y serena. No obstante, hay que destacar que nuestros cachorros de Golden Retriever se entregan socializados y controlados, por lo que educarles será una labor de continuidad de las normas aplicadas por nosotros.

Vivir en familia con un cachorro nos reportará beneficios de salud, en la convivencia del día a día y sobre nuestro estado de ánimo, de ahí que la elección de un cachorro Golden Retriever pueda mejorar nuestra vida y la de los nuestros.