Apuntes de educación 1.

Afirmar que el perro es el mejor amigo del hombre no es ninguna novedad. Pero como en cualquier amistad, hay ciertas reglas que se deben cumplir para que ambas partes se sientan satisfechas y felices. Sin embargo, muchos propietarios de perros toman caminos equivocados. O su educación es demasiado estricta o permiten que sus perros tengan una libertad excesiva, o les humanizan excesivamente.

 

Es muy importante para la educación saber premiar y elogiar de la forma correcta.

A los perros les gusta mucho ser elogiados. Con el elogio se sienten felices. Asi reciben la confirmación de que han hecho algo bien. Pero eso sí, el perro debe ser elogiado correctamente y de forma inmediata, para que esta acción surta el efecto deseado. A pesar de ser una buena ayuda ocasional, si las acciones positivas se recompensan habitualmente con una golosina, el propietario queda degradado a ser considerado por su perro como un simple dispensador de comida. Por otra parte la caricia como premio es mas eficaz y agradable para nuestro amigo si consiste en rascarle o acariciarle suavemente por detrás de las orejas y por debajo de la barbilla. El perro no entiende como premio recibir golpecitos amistosos en las costillas o en la cabeza y el lomo.

 

Hay que ser consistente, consecuente y actuar siempre sin violencia.

En ocasiones, el propietario permite que el perro suba a la cama. En otras ocasiones y bajo las mismas circunstancias el mismo propietario no se lo permite. Lo mismo con el sofá, o con pedir comida en la mesa. Esto es un ejemplo típico de la educación inconsistente. En nuestra mano esta hacer fácil o difícil la convivencia con nuestra mascota. Cuanto mas coherentes seamos en nuestras órdenes , en los límites que impongamos y en las actuaciones permitidas , mas fácil será la relación que establezcamos. El secreto: ser paciente, pero persistente. Si deseamos un cierto acto o posición del animal, hay que repetir la orden con una voz tranquila y llevar al perro a la posición o acción deseadas. El perro debera esperar entonces hasta que és “liberado” de la orden. Solamente tras haber cumplido la orden dada una sola vez , recibirá el elogio, no antes.

 

El perro como compañero, no como sustituto de relaciones humanas.

Un gran error de la mayoría de los propietarios de perros que viven solos, es humanizar al animal. Establecen para él patrones humanos e interpretan su comportamiento según pautas humanas. Consideremos lo siguiente: los perros son dependientes de sus propietarios y se adaptan con el tiempo a los procesos típicos de la conducta humana, pero por otra parte siguen teniendo derecho a sus comportamientos animales y necesitándolos para poder mantener su equilibrio psicológico. Por lo tanto debemos abstenernos de vestir a nuestra mascota, de permitir que obtenga o pida alimentos, espacios y tratos que son exclusivamente humanos etc. Es absolutamente correcto y deseable que su perro prefiera el juego, el barro y la compañía de sus congéneres a nuestras atenciones y mimos.

 

Salidas: una vuelta a la manzana no es suficiente

No se debe renunciar a dar un largo paseo con el perro, solo porque esté lloviznando o haga viento o frío etc. Los perros tienen que poder correr varios cientos de metros al dia, todos los dias, a poder ser sin correa. Menos de media hora en la calle y sin realizar ninguna actividad lúdica o deportiva no sirve. Para que la salida sea más variada, se debería llevar algun juguete y practicar algunos juegos y ejercicios juntos. Si realizamos alguna actividad física durante estos paseos tendremos menos frio también y será mas agradable para todos.

 

El perro no es una marioneta y el propietario no es una máquina.

Soltémonos!!!. Olvidemos la idea de que en nuestra vida con el perro todo debe salir perfecto. Pensemos: ¿Puedo hacerlo mejor que antes? Y perseveremos en esta idea. Con este planteamiento no nos ponemos bajo presión, no se exige ni a uno mismo ni al perro metas imposibles de alcanzar. Ante cualquier avance educativo concentrémonos en lo importante y en lo posible, no en lo que sería idóneo. Si el perro reacciona a nuestros esfuerzos una vez de cada dos, esto ya es un éxito y la base sólida sobre la que empezar a construir. Continuemos trabajando y avanzando con nuestro perro y así obtendremos una buena compenetración y una larga amistad satisfactoria y sin obstáculos.