Los amantes de esta raza de perros provenientes de las Tierras Altas Escocesas conocen el carácter amable y fiel de estos animales. Por su constitución física y su inteligencia, los Golden Retriever son una raza versátil y de gran aceptación.
Aunque en la mayoría de los casos son perros que no tienen graves probremas de salud a lo largo de su vida, conviene tener en cuenta algunos aspectos durante el primer año de vida del cachorro que van a ser determinantes en su desarrollo.
En este post encontrarás algunos consejos esenciales para que tu perro crezca fuerte y sano.
1. Controla su energía.
Los Golden Retriever son unos excelentes animales de compañía, pero no son la raza más recomendable para un amo sedentario. Necesitan salir de casa, correr, ejercitarse… Estos perros son pura energía y desde cachorros hay que saber manejar su vitalidad para que no se convierta en un inconveniente.
Es recomendable que durante el primer año de vida reciba algunas lecciones de obediencia básica para que aprenda a controlar sus impulsos y estos no deriven en un problema de hiperactividad. Aprender a caminar a tu lado, sentarse cuando se lo ordenas o no alejarse en exceso durante las carreras sin correa son algunas de las lecciones que deberá aprender durante esta etapa.
2. Cuida mucho su alimentación.
Como todos los cachorros, tu Golden Retriever se mostrará curioso y voraz a la hora de la comida. Sin embargo, la dieta de esta raza tiene que ser equilibrada desde el principio y con algunas restricciones si fuera necesario.
Uno de los problemas más comunes durante la edad adulta de los Golden Retriever es la displasia de cadera, un trastorno articular que se puede evitar ralentizando el crecimiento del cachorro durante los dos primeros años de vida.
3. Acostúmbralo al cepillo, pero no te excedas con el baño.
Por lo general, esta raza se caracteriza por perder bastante pelo. No se trata de un problema de alimentación o de estrés, sino de una característica natural de los Golden Retriever.
Con todo, es importante cepillar al cachorro con frecuencia para evitar que esta caída del pelo se convierta en un verdadero problema tanto para el perro como para el amo. El cepillado ayuda a que el pelaje se mantenga más sano y oxigenado, disminuyendo su caída natural, evitando los nudos e impidiendo que pulgas y garrapatas encuentren un lugar cómodo en el que asentarse.
Sin embargo, no es conveniente que laves a tu cachorro con frecuencia ni que fijes un calendario para ello. Lo más práctico y saludable es que lo bañes cuando verdaderamente lo necesite y a ser posible con un champú seco, al menos durante el primer año.