El Golden Retriever para terapias con ancianos

Diversas investigaciones demuestran la importancia que posee realizar determinadas actividades en la vejez. Organizar reuniones familiares, cuidar del jardín o dar pequeñas caminatas, evitan la depresión y el posible desarrollo de enfermedades relacionadas con la demencia senil.

Cuando el adulto mayor debe envejecer solo, porque las circunstancias lo obligan o él mismo decide aislarse del mundo, los riesgos aumentan y se hace imperativo escoger a un compañero indicado.

En estos casos, las mascotas pueden ser una solución ideal. Es importante saber escoger el animal de compañía. Tratándose de los perros, los expertos recomiendan razas que se distingan por su nobleza, lealtad, ecuanimidad y que además sean capaces de profesar un sincero cariño. La raza más empleada para las terapias con ancianos suele ser golden retriever.

Esta conocida raza goza de una gran reputación, destacándose por ser una de las especies más indicadas para realizar labores como lazarillo o perro de compañía. Los golden retriever se caracterizan por tener un carácter afable, juguetón y despierto. Sus afectuosos gestos conmueven y provocan una sonrisa, sentimientos que son imprescindibles para la lucha contra la depresión.

La compañía de un perro puede estimular el carácter social en ciertos pacientes, que se aíslan, en parte como consecuencia de ciertas enfermedades degenerativas, o por daños en ciertas zonas del cerebro asociadas con la conducta comunitaria. La capacidad que poseen estas mascotas para rescatar a determinadas personas de su retraimiento está comprobada, incluso se ha probado en terapias para niños con autismo.

El pelo sedoso de los golden retriever y su complexión fuerte y atlética, además de su disposición a dar y recibir cariño, invita al abrazo y a la caricia. Esta manifestación de afecto por parte de los humanos es sanadora, ya que estimula la producción de endorfinas causando una sensación de notable bienestar.

Poner al cuidado de un adulto mayor a una mascota les ayuda a sentirse útiles y demanda de ellos un sentido de la responsabilidad que estimula su actividad social y física. Dar pequeños paseos, alimentar a la mascota y jugar con ella pueden parecer acciones sencillas, pero de un valor importantísimo en la tercera edad, especialmente cuando el paciente padece alzheimer.

Los pacientes con alzheimer experimentan una gran mejoría al cuidar de una mascota. Recordar su nombre, su color, la hora del paseo y de la comida, frena el deterioro cognitivo del anciano. Hay que tener presente que el perro debe estar previamente entrenado para convivir con un adulto mayor, de este modo se evitan accidentes. Es vital que la selección del perro que se desea utilizar para terapia se haya elegido cuidadosamente, se haya socializado correctamente con todo tipo de estímulos y personas desde el minuto cero, y sea educado y guiado por un experto en terapias asistidas.